Mota está situada al comienzo de la provincia de Cuenca. Tiene siete molinos de viento que la presiden y por eso se llama el “Balcón de la Mancha”, pues se divisan desde allí numerosos pueblos de la región. Uno de los molinos está dedicado a Goethe y otro a Francisco Grillparza. En el escudo municipal hay un castillo y un cuervo.
Proverbial es
la inteligencia del
cuervo, presente en
múltiples cuentos y
leyendas de todo
el mundo.
La historia comienza en plena Edad Media. Ésta es la leyenda de los amores entre un moro y una joven cristiana a la que conoció en la ribera del río Zaucara. Cuentan que el moro quiso hacer suya a la bella cristiana, pero al no ser de la misma religión ese amor no iba a ser consentido. Enterado el padre del joven moro llamado Alí, con el fin de impedirlo a toda costa, mandó al joven a Sevilla; mientras tanto, encerró en el castillo a la joven cristiana, tapiándola y dejándole tan solo un ventanuco para que le entrara la luz y darle un poco de pan y agua para que comiera, pensando así, el perverso mahometano que la joven moriría pronto. Con lo que no contó es con que todos los días un cuervo habría de llevarle comida a través del ventanuco.
Los hermanos de la joven no hacían más que culpar de la desaparición al joven moro. Entonces, Alí se dio cuenta de lo que podía haber hecho su padre y pensó en buscar a la joven cristiana. Juró que si la encontraba con vida se convertiría al cristianismo. Alí la encontró y la joven estaba todavía viva. Corrieron los dos a abrazarse con la mala suerte de que la cristiana fue herida mortalmente por una flecha de un traidor que les espiaba. Entonces Alí, al ir a socorrerla, fue herido también y murió junto a su amada.
De aquí se dice que viene el nombre de Mota del Cuervo.
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