Narración de "un vagabundo" (senchaidh)., según la
recopilación de William Butler Yeats para la versión original de su
libro The Celtic Twilight (El crepúsculo celta), publicado
inicialmente en 1893 y reeditado en 1902 y sucesivas.
----
Un joven soldado, muy valiente y osado, por cierto, cortejaba en
vano a una de las hijas de su jefe, cuyos cuarteles se encontraban
situados cerca de las riberas del Loch Ennel (Lago Ennel), en la región
occidental de Meath, donde el mítico río Boyne desagua en el Mar de
Irlanda.
Pero la damisela era bastante altanera y pagada de sí misma, y le
dijo claramente que de ninguna manera aceptaría poseer su griannan de
ama de casa mientras no pudiera ver desde su ventana un paisaje tan
hermoso, con un lago tan azul como el que se divisaba desde la casa de
su padre.
Para el joven guerrero, profundamente enamorado de la casquivana
joven, el asunto pasó a ser sumamente engorroso. Como oficial de las
tropas reales, tenía un buen pasar, ciertamente, pero su modesta
vivienda, si bien estaba situada en un valle hermoso y verde como
pocos, las laderas de las colinas que lo rodeaban estaban salpicadas por
las casas de otros aldeanos, lo que afeaba su vista a los ojos de su
dama y, lo que es peor, el pequeño arroyo que surcaba serpenteante
por el fondo de la cañada, tardaría muchísimo en formar siquiera una
lagunita, y mucho menos un lago tal y como la princesa pretendía.
Desolado, el muchacho pensó en construir un dique, pero pronto
comprendió que aquello llevaría al menos diez años, y otros tantos —si
no más aún— deberían transcurrir hasta que la represa se llenara al
punto de formar un lago. Tan preocupado se encontraba con su
problema, que el asunto llamó la atención de su madre adoptiva, una
anciana hechicera que, al verlo mesarse los cabellos desesperadamente,
lo indujo a desahogarse, y le sugirió que aguardara hasta el día
siguiente, a ver si ella podía ayudarlo.
Accedió el joven y la anciana, sin pérdida de tiempo, recurrió esa
noche al medio usual de transporte de las brujas y se dirigió a hacer una
consulta con otra anciana firbolg, hermana en el arte de la hechicería,
cuya choza se encontraba en la margen occidental del río Erne, en el
condado de Connaught. La cabaña de esta última se hallaba sólidamente
emplazada en la cima de un risco que dominaba un hermoso lago, frente
al cual ambas mujeres se sentaron a disfrutar de su charla.
U
Después de un sencillo refrigerio, la visitante reveló finalmente el
motivo de su viaje, y le suplicó a su docta amiga que le prestara su lago
hasta el próximo esbat (plenilunio), día en que se lo devolvería sin
haber derramado una sola gota de sus aguas. Sin embargo, la artera
bruja, tomando sus precauciones, musitó entre dientes, sin que su
amiga la oyera: "Sí, pero después de la, próxima eternidad", una
fórmula que le aseguraba la impunidad para el caso de que no quisiera
devolverlo jamás.
La amiga, a pesar de no haber oído aquellas palabras, dudó unos
instantes, pero finalmente accedió a prestárselo, y la anciana lo guardó
alegremente debajo de su capa y lo llevó al valle de Meath, donde lo
deposito en una hondonada que quedaba, precisamente, frente, a la
casa de su hijo adoptivo. Demás está decir la alegría del muchacho
cuando despertó, esa noche, por el ruido de mil cascadas que parecían
verterse repentinamente frente a sus ventanas.
Asustados, los vecinos de las casas aledañas huyeron despavoridos,
alojándose en los edificios de más arriba, y al amanecer del día
siguiente miles de asombrados ojos contemplaron la plácida sábana de
agua que cubría las moradas que los habían alojado hasta la noche
anterior.
Y esa fue la forma en que la altanera y casquivana novia fue
conquistada; pero el asunto no terminaría allí. La anciana bruja del
Connaught, sintiéndose engañada por su amiga, esperó hasta la
segunda luna, irritadísima ante el enorme cuenco de barro en que se
había transformado su lago y, al comprender que existían muy escasas
probabilidades de que éste le fuera devuelto, decidió tomar cartas en el
asunto. Hasta una bruja paciente y sabia puede perder la paciencia, y
ésta voló presurosamente a la casa de su engañosa colega y, ante la
fingida amabilidad con que fue recibida, la increpó con dureza:
—No he venido aquí a escuchar cumplidos falsos, comadre —le dijo—
. Ya pasó el siguiente día de esbat y hasta el subsiguiente también, y
por mi ventana sólo puedo ver barro, piedras y pescados muertos, así
que creo que ya es hora de que me devuelvas mi lago.
—Pero, mi querida hermana, parece que el enojo te ha hecho olvidar
lo que hablamos. Prometí devolverte tu preciado pedazo de agua al día
siguiente de la luna llena... pero de la semana después de la eternidad;
ni un minuto antes ni un minuto después. ¡Así que tendrás que volver a
reclamarlo cuando venza el plazo!
La furia de la bruja traicionada no reconocía límites, pero sabía que
no podía hacer nada, a causa de la precaución tomada por su falsa
colega, que la había engañado con todas las de la ley. Así que no le
quedó más remedio que volverse a su condado de Connaught,
masticando su rabia, y conformarse con mirar la barrosa hondonada en
que se había convertido su hermoso lago. Y la presencia del Lough
Derravaragh en las verdes planicies del Westmeath se convirtió en una
incorporación definitiva.
martes, 24 de mayo de 2016
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
“Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan ha...
-
“La vida es una continuación de instantes mágicos, siempre hay algo bello donde poner tu atención, incluso cuando parece que sólo la oscur...
No hay comentarios:
Publicar un comentario