A ti que me lees...
confidente de mis angustias..
de mis dudas, de mis alegrías..
A ti que compartes mis logros y sentimientos...
Da igual quien seas..
te he dejado abierto
este rinconcito de mi corazón, y tras la pantalla
accedes a mis mas íntimas sensaciones.


Gracias por acompañarme..

sábado, 18 de junio de 2016

Si de tu piel he sacado cosecha para el invierno,
de tu alma me he abastecido de una rosa blanca en el desierto.
He sabido provocarte cuando levantabas vuelo
y las gentes de todos los pueblos quedaban boquiabiertos;
saber que la lluvia te ponía el corazón como una esponja,
que el mar abatía dudas y murmuraciones postradas
a través de siglos en tus cantos,
que tu propia quimera era pan de cada día,
como la estocada perfecta para el corazón más diminuto,
me absorbió las venas,
alejó de mí el abismo de mis antepasados,
dejé de verme como un holocausto o una delgada línea
entre tus pasos y mi voz, y puse al descubierto tu dominio
en las tierras infecundas del amor, donde la carroña cercenaba
el recuerdo, donde el lúgubre lamento de la estéril mentira
divisaba la boca, las golondrinas, los pérfidos amaneceres,
la brutal cuesta abajo de la misericordia,
y comprendí entonces tu víscera enrojecida, tu corazón
enclaustrado, el vértigo que te causaba el perdón de costado,
ese perdón de rodillas, aquel perdón lleno de aplausos,
pues bien sabías que el perdón se da de frente,
no como despedida ni como ritual encausado, sino
como una rosa blanca que se abre en el desierto
como vasta cosecha para todos los inviernos.

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