Y tal vez algún dia, hallaremos juntos, la divina semilla
de ese fruto milagroso que se descuelga desnudo
e intangible en cualquier jardín del éter..
Fruta eterna que colma la sed del amargo corazón del mundo,
y va desgranando uno a uno todos los sueños perdidos
que vagan desamparados por el limbo secreto del tiempo..
Verbo que deshace el polvo de las horas y transforma en lluvia
de esperanza, el llanto delirante de las flores..
Si entre las piedras hay amapolas que sueñan con el paraíso..
¿porqué no podemos también hacerlo, tu y yo..?
Yo sé que tras la niebla asfixiante del asfalto y sobre el ansia
sofocante de esa multitud que marcha desorientada
hacia su ocaso, hay una corona de fuego que arde majestuosa
y estremecida ante el grito carnal de la tierra.
Tierra que aulla sepultada en su propia y perpetua miseria..
lanzando al infinito su letanía desapacible de mariposas muertas..
¡Oh, si pudiéramos ser como los niños y los pájaros..!
que ya beben de tu agua siempre viva..
¡Fuente pura de la verdad..! Jardín perenne de la alegría,
en el que renace toda la sangre inmaculada de la vida.
Es tu palpito gozoso, el eco de la inmensidad..
Silencio que se hace música en el caudal de los instantes..
y la promesa ofrecida al alma entera de toda la humanidad.
En el mismo yugo mortecino que nos ata al negro vientre
de ésta jauría sin sentido, hay vestigios de eternidad que nos alzan
desde el barro hasta la cumbre más lejana de otro cielo..
No lo dudes, podrán morir las estrellas y todas las cosas
germinadas en esta incierta realidad, traspasadas por el dardo
certero y letal del olvido, pero jamás habrá de perecer la luz
que engendró la semilla del amor y de la vida..
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