Quiero escribir sobre la lluvia de esta tarde el territorio que recorrió el amor anoche.
Escribir las formas, recorrer con mi palabra los espirales azules del temblor
y que mi boca se pinte del rojo de mi flor,
que besé al besarte a ti.
Quiero escribir sobre esa lluvia el sabor del cielo que entró a nuestro lecho y lo estremeció de estrellas.
Ese cielo derramado... en la furia de la lava que el volcán nocturno persiguió por nuestro cuerpo hasta llegar al valle, hasta el final ser ceniza en reposo, en espera de la ola amanecida que se extienda sobre ella.
Seguiré escribiendo sobre la lluvia que repite su caída
...para que su canto lleve los sonidos del amor de anoche.
Que se lleve los gritos que tus manos desataron al hundirse en mi piel
cual mano que se hunde en la tierra para sembrar semillas.
Quisiera escribirte el poema del río que se salió de su cauce entre nosotros, pero no puedo, porque aún no preciso sus palabras,
en su incontenible caminar no se detiene.
Entrego cada letra al recuerdo de esa lluvia para que la rompa
con su lamido largo, musical, cantando el poema en mi garganta...
y se lleve nuestro amor al viento, y en las entrañas de la tierra se haga largo en el árbol más alto que da su beso al cielo.
Esta tarde la lluvia bañará otras pieles, a su toque recrearán nuestro amor y seguirá naciendo la semilla... en otras bocas seguirá el poema cantando incontenible para nunca dejar de ser.
lunes, 22 de agosto de 2016
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