A ti que me lees...
confidente de mis angustias..
de mis dudas, de mis alegrías..
A ti que compartes mis logros y sentimientos...
Da igual quien seas..
te he dejado abierto
este rinconcito de mi corazón, y tras la pantalla
accedes a mis mas íntimas sensaciones.


Gracias por acompañarme..

domingo, 18 de septiembre de 2016

En cuanto llega el otoño y los arboles comienzan a quedarse desnudos, se la puede ver por parques y calles, recogiéndolas, acomodándolas y repitiendo, en susurros o canturreando:
_ ¿Que hoja va con cada árbol? ¿De que árbol cayo esta hoja? ¿Y esta otra?...
Hunde sus pies entre los montones de hojas amarillas disfrutando su caricia en los tobillos. Las recoge, las observa con detenimiento (por delante y por detrás) las huele incluso, y luego corre de árbol en árbol. Mira la hoja de color ocre, mira el árbol, vuelve a mirar la hoja según crea que ha acertado o no. Se acerca con los brazos llenos de hojas a los álamos, las acacias, a los arces y habla con ellos:
_Esta es tuya. Lo se. ¿Ves? Aun puedo reconocerlas. Y las acuña mientras sigue hablando con el árbol.
_Si, si llego el momento de dejarlas volar y que bailen con el viento…. ¿verdad?
Y, girando y danzando suelta las hojas al primer loco torbellino que sople en ese momento. Luego, continúa con sus andanzas por parques y calles tras las hojas amarillas y rojas. Hablando con los arboles,inclinando la cabeza como si los escuchara, asintiendo o negando, riendo o llorando , como si ellos le contaran su secretos.
Dice ser un hada y que se ha quedado atorada a medio camino entre su mundo y el nuestro. Cuenta que allá en su mundo ayudaba con los preparativos otoñales, que reunía a las nubes como si fueran un rebaño de ovejas y las pastoreaba hasta los lugares donde debían dejar caer la lluvia; que cabalgaba sobre al espalda del viento y le ayudaba a arrastrar las hojas caídas llevando un inventario de cada una de ellas. Por eso sabia reconocer perfectamente a que árbol pertenecían.
Pero un día cometió dos errores muy graves.
El primer error fue enamorarse, porque un hada enamorada se le debilitan los poderes.
El segundo error fue aun más grave: enamorarse de un mortal, porque los mortales son incapaces de comprender el mundo mágico de las hadas y acaban rompiéndoles el corazón. En su reinado intentaron aconsejarla, pero el amor, ya se sabe, no entiende de consejos y advertencias.
Y cuenta que decido seguir a su amor hasta su mundo mortal. Sus ojos brillan y sus labios sonríen al contar que, durante un tiempo, hasta se creyó feliz. Y sus ojos se llenan de nubes tormentosas cuando narra cómo, poco a poco , todo se fue hundiendo lentamente, ahogado por la realidad que la rodeaba. El no comprendía ni aceptaba su poderes y costumbres. Quería transformarla en una mujer y que dejara de ser un hada. Y, aunque ella lo intento con todas sus fuerzas, nunca lo consiguió… no del todo.
Y un día finalmente, el la dejo abandonada y sola en este mundo.
Ella quiso volver al reino de las hadas; pero ya no pudo. Debilitada por vivir como mortal solo consiguió llegar hasta la mitad del camino. Y así vive desde entonces, sin pertenecer del todo a este mundo ni poder regresar del todo al suyo. De modo que aquí era una loca y alla era casi una sombra.
Así, ella cuenta su historia; a quien quiera escucharla, pero es evidente que nadie puede creer las fantasías que cuentan los locos…
Sin embargo corre el rumor que,en noches despejadas de luna llena, te puedes encontrar a la mendiga de las hojas bailando y lanzando hojas al aire y por momentos su sucia cara parece irradiar luz, y que sus bastas ropas parecen de finas telas, y el ajado fular de tul que cuelga siempre sobre su espalda parecen unas titilantes alas de hada.
Pero sea o no sea verdad, resulta imposible no emocionarse al verla pasar susurrando sin descanso…
_ ¿que hoja va con cada árbol? ¿De que árbol cayo esta hoja? ¿Y esta otra?



No hay comentarios:

Publicar un comentario