jueves, 13 de octubre de 2016
Noche ajena
“La Luna me miró
y yo la comprendí,
me dijo que tu amor
no me iba a ser feliz
que me ibas a dejar
porque tu eras así”
pero no quiero hacer caso a los prejuicios,
tampoco voy a obedecer a mis instintos,
me desentenderé de las alucinadas tempestades,
de los vientos alisios,
de las sibilas proféticas,
me enfrentaré a los vendavales
de la crítica ajena,
tal vez a los murmullos familiares,
al control cotidiano de los hijos,
a prejuicios sociales,
al “buen consejo” de las amistades,
esas que quieren lo mejor para ti
(de dientes para afuera),
me olvidaré de mis rituales
nocturnos antes del dulce sueño,
dejaré de aferrarme a las almohadas
y en lo más profundo de la noche
me abrazaré a tu cuerpo
más allá de la nada.
Mujer de Fuego La mujer se funde el hierro, incluso hierro, vierte brillando en la forma para hacer lo que quiera, como el yunque del herrero y después se enfría con lágrimas. Y lo hace el arlequín y los frailecillos, el soldado que da la cuerda y marchar a sus mandamientos. Pobre baterista! Mirando por la libertad, que quiere decir el amor, que no sabía que el fuego del infierno es sólo una chispa el fuego de una mujer.
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