En el bulevar de los deseos me escondí
huyendo de mí... Fue cuando oí esa voz
poniendo precio a tu piel...
y en un arrebato de irá
el filo de mis ojos perdí.
Ya no hay moneda para comprar
el veneno de tu piel... ni ese tacto divino
desde tus ojos hasta tu pies.
Amor prohibido... desahuciado de un gemido
me robas mi libertad, mi ilusión
y un par de monedas...
sin derecho a un reclamo.
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