Evidencio
que la vida sorprende en cada instante cuando lo permitimos
que los sueños vuelan tan alto como ambicionemos aleteen
que la esperanza es el néctar besando las mariposas del alma
que la luna resguarda secretamente el beso eterno de su sol.

Manifiesto
que el rito sagrado de un abrazo comulga magia en distancias
que el vehemente verso no escrito tal vez sea el mejor poema
que los silencios no destierran… solo acercan propios internos
que un amor cuando arriba sabe de esfuerzos en la eternidad.

Creo
en tus atisbos cuando me contemplan desde todos los tiempos
en lo imposible pues comprendo que se puede restituir posible
en la fantasía… que mora sobre la inocencia dormida de ayeres
en la plegaria que amalgama credos con la fe de nuestro dogma.

Acepto
la vida como ofrenda de un momento anclado en lo perpetuo
la muerte como el arcano no revelado acariciando los respiros
los sueños como ambrosía de valientes que despliegan planeos
la palabra que acerca hasta la proximidad de todos los silencios.

Decálogos de todo peregrino… sobre las improntas que hereda