La Leyenda de Lady Godiva...ღღ
Lady Godiva (principios del siglo XI) fue una dama que existió en realidad, anglosajona famosa por su belleza y su bondad, casada con Leofric (968–1057), conde de Chester y señor de Coventry.
En esta imágen la veamos montada a caballo y desnuda, y éso tiene mucho que ver con la leyenda que lleva su nombre, y que nos cuenta lo siguiente:
Cuenta esta antigua leyenda, surgida a partir del año 1057 en los alrededores de la bahía benedictina de St. Albans que esta dama, compadecida de los sufrimientos y apuros de sus vasallos, a los que su marido esquilmaba con tributos abusivos, se solidarizó con ellos.
Cuando la ambición se apoderó de su esposo, ella le pidió que rebajara sus impuestos. El conde accedió, a condición de que Lady Godiva recorriese Coventry a caballo desnuda, sin más vestidura que su largos cabellos, se supone que con la intención de hacerle desistir de su petición. Pero por el contrario, la dama aceptó, acórdó con sus vecinos que estos se encerrarían en sus casas para no perturbarla en su desnudez, y el día elegido Lady Godiva se paseó desnuda por el pueblo, montada en su caballo, mientras casi todos los vecinos de Coventry permanecían en sus casas encerrados y con las ventanas cerradas. La leyenda, que según dicen los historiadores puede estar basada en una historia real —al menos parcialmente—, finaliza aclarando que Leofric, conmovido por el gesto de su esposa, cumplió su promesa y rebajó los impuestos.
Todos los ciudadanos, menos un sastre, encerrados en sus casas, resistieron la tentación de mirar a la belleza galopante de Lady Godiva. Pero la carne es débil y la tentación fuerte, así que es a este sastre, al que la tradición inglesa llama Peeping Tom (El mirón Tom), quien no pudo resistir ver a su señora desnuda a través de un agujero en la persiana, por lo que se quedó ciego. Además, la expresión pasó a designar en el idioma inglés a quien en castellano se llama mirón y en francés voyeur.
Curiosa antigua leyenda para fantasear morbosamente una vez más sobre la desnudez, en este caso de las amazonas, aderezada con cierto tufo de machismo social. Este del paseo desnuda sobre un mulo por todo el pueblo fue un castigo usado en la Edad media en nuestro país para castigar a las judías que yacían con cristianos, algo más que frecuente, al parecer, pero volviendo a nuestra chocolatera. ¿A qué viene que el marido, por muy inglés y depravado que fuera, le propusiera pasear desnuda por todo el pueblo?. Y en cuanto a ella, no hubiera sido mejor ser más discreta y pasearse a toda pastilla, de noche, sin avisar a nadie.
Érase una vez Caperucita, su abuelita y el lobo Feroz.
Un día, viendo que las cosas no iban del todo bien, que llevaban unas vidas un tanto ajetreadas y complicadas, y, sobre todo, que estaban cansados de vivir siempre el mismo cuento, decidieron ponerse manos a la obra y hacer un buen trabajo terapéutico...
... Caperucita decidió dejar de hablar con lobos seductores, manipuladores y mentirosos que la engañaban y la hacían andar más de la cuenta por caminos largos y complicados.
... La abuelita decidió dejar de abrir la puerta a lobos que se hacían pasar por tiernas niñas, aunque peludas y con la voz ronca. Decidió además dejar de vivir en una casa aislada en medio del bosque y se compró un pisito en la ciudad. También contrató a una asistenta para que la cuidase y le hiciera la compra, a fin de evitar que su nieta tuviese que llevarle provisiones atravesando un bosque lleno de lobos mentirosos y peligrosos. Porque la abuelita, gracias a la buena fe de su hija y su nieta, había ido ahorrando con el tiempo dinero de sobras para pagarse el pisito y la asistenta.
... Y el lobo Feroz decidió dejar de disfrazarse de abuelita y de meterse en camas ajenas para cazar. Vio que era más fácil cazar conejos en el bosque que complicarse la vida engañando a niñas y abuelas usando disfraces... Es decir, decidió ser un lobo de verdad, un lobo auténtico.
Y colorín colorado, el cuento se ha acabado...
¡Definitivamente!
Para descanso y felicidad de sus tres protagonistas.
Moraleja: quizá para empezar a ser felices de verdad lo que toca es empezar a ser sinceros con nosotros mismos para vernos tal cual somos, pedir ayuda si la necesitamos y, en definitiva...
¡Dejarnos de cuentos!"
Alex Rovira, "La Brújula Interior"
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