“Aparece como la luna llena en una noche feliz, sinuosa cintura con formas de mágico poder, ojos cuya mirada conquista la humanidad, y el rubor de sus mejillas refleja su luz. Sus caderas envueltas por el pelo azabache. Preveníos de los rizos que engañan cual serpiente. Sus formas son suaves como la seda y su corazón pura roca bajo la superficie elude nuestra mirada. Mientras viva jamás cesaré de culparme por el pasado, y desde los flecos de las cortinas del ojo, dispara fogonazos a distancia…”
(*) Las mil y una noches
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