Perdida sin rumbo en un atardecer invernal,
mis pensamientos vienen y van.
Apareces una vez más en ellos y te fugas como un extraño.
Ese extraño que una vez con sus dedos marcó mi piel, el mismo extraño que me robó besos bajo un cerezo al anochecer.
Hoy no estás conmigo, hoy no me abrazas, te han apartado de mi lado aquellos que te piden ayuda en la batalla.
Hoy camino sola por aquellos senderos que recorría contigo, sin importan donde nos llevase el viento, sin importar el maldito tiempo.
Mientras paseo, una lágrima de añoranza resbala por mi mejilla... y miro al cielo pidiendo en silencio que le proteja y que vuelva a mi lado antes de que yo muera de amor.
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