"Ansío despertar y que la calidez de un abrazo inunde mi alrededor, mis ideas se aclaren y mi mente se alivie, que el viento acaricie mi ser con la tranquilidad que mi madre solía hacerlo mientras dormía; las aguas cubran mi cuerpo y sienta la vida fluir por mis poros, dándole un agradable respiro a cada uno de ellos.
Salir y respirar lo que en el día no se respira, sentir lo que hoy no se siente y pensar lo que siempre he querido pensar, recostado mientras observo los blancos seres ir de aquí hacía allá, con la tranquilidad de una vida en paz.
Cuando el manto nos cubra, observar todas las radiantes luces que nos saludan desde aquella obscuridad.
Poder saber que aun rodeadas de tanta obscuridad nos iluminan y sin importar lo que suceda, siempre estarán ahí, para guiar el sendero, cualquiera que sea; podremos mirar hacía arriba y saber que hay algo que vislumbre hermosamente, bañándome con su claridad impecable.
Sin menospreciar la cambiante madre estrella que infunde seguridad y calidez a quien recurre en su búsqueda.
Son algunas de las bendiciones que se nos dan en la vida, la simpleza de observar y sentir; el frío y húmedo pasto en el cual nos recostamos.
Escuchamos aquello que nos dice cuando en paz nos encontramos, aquellas palabras que tranquilizan, animan y siempre aconsejan; las que se encuentran inmersas en el propio YO y no escuchamos a causa de lo vano que nos rodea.
No culpo al hombre por querer quitar la naturaleza por sus viviendas, pero los culpo por no saber lo que la naturaleza quiere.
Se quejan y culpan a Deidades cuando un Volcán los calcina, un Terremoto los destruye y una inundación los arrasa, por invadir territorio volcánico, por invadir una zona sísmica y por querer evitar el cause de un río.
El mundo es un ser Perfecto que sigue lo que la naturaleza dicta y nunca irá en contra de eso, lo que ocurre no es controlable ni evitable, así cómo la naturaleza nos da, así nos quita, es lo que el círculo de la vida dicta.
Si lográramos recorrer ese círculo en compañía de la naturaleza, no habría hambre, ya que la naturaleza nos proveería de sus frutos, no habría guerras ya que todos viviríamos en unión con ella, a la naturaleza no se le puede engañar, es la más sabía de todas, si tan sólo aprendiésemos a vivir con ella y no de ella, la paz sería una realidad y no una utopía más.
El hombre es ciego, al no ver la destrucción que causa, sordo al ignorar sus gritos y mudo al no preguntar por la solución.
La criatura más dotada de razón, de lo que tanto presume, será lo primero que perderá, al recibir lo que en éste mundo han sembrado."
¿Por qué duele?
Aquello que nació de la nada y fue bañado con el rocío de la ingenuidad, de la nada floreció y se convirtió en algo bello, algo digno de ver y proteger.
Decidí tomarlo para que fuese mío, sin embargo, al intentar tomarlo, de mis dedos emanó sangre a causa de las espinas que se formaron alrededor de tan grácil ser, asustado retrocedió y comenzó a preguntarse el por qué algo tan bello era capaz de hacer tal daño con el menor toque.
Por días se preguntaba el por qué no le era permitido el poder tocar tan bella flor, quién había ocasionado que se formaran tantas espinas en ella. Sin saber cómo lidiar con eso, no quedó más que tratar de quitar espina por espina.
Una vez la decisión había sido tomada, el joven trató cada día de poder arrancar o al menos reducir cada espina que rodeaba su tan ansiada rosa. Los primeros intentos terminaron por dejar las manos del joven tan cansadas y lastimadas que lo hacían desistir de su labor, mas el ansiaba poder tomarla, así que sin paz siguió con su cometido a pesar del dolor acontecido.
Optó por no arrancarlas ya que sentía que eso dañaría mucho su preciada flor, así que lo mejor fue reducir y achatar las puntas y así no lastimaran tanto al momento de tomarla.
Tan concentrado estaba el joven con la planta que pasado por alto estaba el que el tallo había aumentado su largo, la rosa había crecido nuevamente y con ella más espinas, temía pronto marchitara y el esfuerzo fuese en vano.
Nuevamente los días pasaron y la labor no se veía recompensada, sólo esforzándose y cegado por la pasión día tras día continuó trabajando, fuese de día, de noche o pasada la madrugada, sabía que algo tan bello no podía dejarse así como así, debía esforzarse en conseguirla.
Y así los días volvieron a pasar. Poco a poco, el joven perdía las fuerzas y esperanzas, el tallo crecía y las espinas no dejaban de salir; manos con cicatrices, mirada cansada, espíritu moribundo, alzó la mirada con la esperanza de encontrar auxilio, creía que no podría continuar, se puso de rodillas ante “la bella” en busca de respuestas; qué podía hacer para esas espinas quitar, tantas eran que el tocarla no era una posibilidad, bajó la mirada y sólo tomó un pétalo con la mayor gracilidad que pudo, agradecía el poder haber brindado tal esfuerzo por algo tan bello, permaneció esa noche junto a la rosa, esa fue la noche más fría que pudo haber sentido, sin el calor de la pasión que lo impulsara ni el anhelo de seguir adelante. Con el pétalo en su mano, a tan sólo segundos del primer rayo de Sol, el joven ya había desaparecido, sin duda alguna había desistido, mas algo había aprendido, mientras más bello sea aquello que se anhela, mayor será el esfuerzo que se emprenda, mientras más espinas tenga, mayor será el dolor a pagar con tal de tenerla, cuando aquella rosa no tenga espina alguna, volverá y podrá tomarla si es que así lo desea.
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