Estoy en tu mirada y la mía, esperando tu nombre
ese cuerpo se entrega como el viento, sin pausa,
esa espiga es dulzura, del deseo y el beso,
porque llega el aroma, de tu olor escondido.
Estaré caminando por la flor de tu piel,
alzaremos tus labios, hasta la comisura de la mía,
bajaremos los míos, hasta la altura de tu sexo,
y llegar a tu centro, del placer esperado.
Y seremos uno, por fuera y por dentro,
amaremos tu esencia, que logramos adentro,
porque eso es lo mío, a pedido de tu vientre,
que en el golpe se viene, al compás del deseo.
Terminamos tendidos al olor del momento,
porque este es el día que brindamos lo nuestro,
esperando otro día con el ansia sin fin,
y volver a encontrar, a la luna
sábado, 20 de agosto de 2016
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