Extraño tu sonrisa en medio de la lluvia, siento que me mira
de frente y quedo absorto, como suplicándole me pinte
el rostro con sus destellos y su extasiada ternura.
Sé que te pertenezco, como el poema a su universo lírico de versos.
Sé que me perteneces, como el mar que tras largos años
su caudal aumenta, y vuelca sobre mi pecho un torrente
de perlas silenciosas.
Extraño tu sonrisa dibujada en el más absoluto silencio
de la noche. La extraño como el dulce misterio de los dioses
a los utópicos delirios de los mortales. Ver cuando pasas
nutre mis cántaros vacíos, esos que despiertan cuando el alma
se endereza o el corazón toma firme entre sus manos la palabra
más amada. Decir que eres mía, prevalece para el mundo.
Saberte hecha una costumbre o un enigma me devuelve
a ese cielo errante que diviso con la sola presencia de tus ojos.
viernes, 28 de octubre de 2016
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