Me siento a tu alma encadenada
con la invisible atadura del amor
por ser el hombre que me ha liberado
de las desidias, las mentiras y el dolor.
Cuanta ternura trajiste a mi vida
cuantos sueños preñados de esperanzas
cuanto bálsamo para curar heridas
supliendo a mis dudas la confianza.
Quizás un día escriba un libro
en el que vuelque mis versos y poemas
y mis deseos de estar siempre contigo
fundiéndome con la sangre de tus venas...
Me sentaré junto a ti para leerlo
declamando los versos más hermosos
y veré las lágrimas saliendo
de la profunda mirada de tus ojos.
Serán lágrimas de amor y sentimientos
que llenan el pecho de amor y paz
quitando de nuestro corazón sediento
la ausencia que impide la felicidad.
Se que un día me sentaré a tu lado
y veré en tus ojos la felicidad y calma
cuando a tu pecho me tengas abrazada
consiguiendo la unión de nuestras alma
martes, 1 de noviembre de 2016
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