pues no encuentro pecado en la caricia,
ni en el fuego, ni en la carne, ni el sudor,
ni unas manos, ni unos labios, ni un temblor,
ni siquiera en el dolor,
pero sí en la ruindad, en la codicia,
la falta de compasión, la estulticia,
la perfidia, la injusticia.
Dame alma, dame piel, dame calor,
y si aunque lo niegue la ciencia aceptas,
que en el negro no hay ausencia de color,
que aún no pudiendo tus ojos
sentir su luz sobre el iris,
ella habita en tu interior;
suma el negro a tu arcoíris,
porque él nunca restará tu honor.
Que ningún capricho de morales inventadas,
consiga bajar tu cabeza,
que no exista el verbo arrepentir
sin en tu alma no caben bajezas,
que nadie te haga creer
que en tu alma hay impudicia,
porque el dedo que señala y culpa,
está ocupado en joder,
pero nunca en hacer tus delicias.
CUADRO
Tríptico de Jheronimus Bosch (El Bosco) — “El Jardín de las Delicias”
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