A ti que me lees...
confidente de mis angustias..
de mis dudas, de mis alegrías..
A ti que compartes mis logros y sentimientos...
Da igual quien seas..
te he dejado abierto
este rinconcito de mi corazón, y tras la pantalla
accedes a mis mas íntimas sensaciones.


Gracias por acompañarme..

domingo, 5 de junio de 2016

HÁBLAME DE AMOR



Incluso para tener dignidad hay que ser dignos. Nadie debiera mendigar de lo que es suyo.

No porque un aviador surca los cielos se hace dueño de las nubes. Mi piel es mía aunque te la ofrezca en ese vestido que tu compraste. Me dices amor y realmente no sé si conjugas el verbo entero para mi.

Hemos llegado a ser La Transformación de Pasternak. En Rusia, en medio de la plaza habitan las súplicas y esa gota de esperanza va agujereando acertadamente a cada transeúnte que pasa, distraído en medio de esa aparente salubridad espirutual, que lo aleja de sí mismo y de los demás.

¿ Cómo cruzar la Plaza Roja sin tropezar con palomas ó agua/fuentes ?

Todos hemos pasado por esto, y por aquello. Y la historia dá cuenta de todos los hechos, a la manera del triunfo, mediante la subjetiva mirada del héroe que supuesta-mente salva a la humanidad.

Todos debemos dormir por la noche, cerrar los ojos para habitarnos a oscuras en la felicidad, es así, es el destino, de todos, para todos, para siempre. Entonces, ¿ cómo dejar de bautizar nuestros cuerpos reales y tan humanamente humanos, cada mañana, en los albores y que ese rito dure hasta la noche ?

Dignidad para tener dignidad; atravesar un puente; tomar el tranvía; escupir sobre las letras horrendas de un diario vespertino. Llegar a casa y cubrirnos con el alma noble del que nos desea el bien.

Incluso transformarnos como dice Pasternak, o más que eso, estar ausentes y callados como dice Neruda. Escuchar nuestro pálpito en un disco, golpeando una ventana, o en el sonido de los cubiertos en la mesa.

".... la vida sólo entre ellos

Transcurría sin falsedad, sin fastos...." ( Pasternak )

Tenemos que ser como ellos, sin fastos. Sinceramente dignos. En el silencio y en la palabra.

De esa riqueza habla la autenticidad y el amor.

Háblame de amor, y yo te haré sentir silencio, estaré como ausente, como tuya.

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