De la mano del poeta,
un adiós, un verso y dos lágrimas:
una por el amor que se fue,
otra por el amigo que dio la espalda...
Las palabras más dulces
envueltas por el silencio,
el amanecer asesinado
por la crueldad de la noche,
los ojos de la que dejas atrás
inundados por mares de tristeza,
sus labios pintados de rojo
esperando tu improbable regreso...
Hijo de la noche, amante de la luna
tu destino de alma errante,
te depara otro camino,
lobo de corazón indómito,
ve y cruza las estepas lejanas,
entiérrala con tu olvido...
Ella se levantará sola,
mientras en su pecho arda
la llama de la vida
y no olvide esconder la noche
con el esplendor del amanecer,
mientras sus ojos estén cegados
por la melodía del violín que llora
y sepa esconder su dolor,
ella se levantará...
Pero el rojo de sus labios
debe traerte a la memoria
que en algún rincón lejano
a un corazón todavía le importas.
viernes, 19 de agosto de 2016
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
“Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan ha...
-
“La vida es una continuación de instantes mágicos, siempre hay algo bello donde poner tu atención, incluso cuando parece que sólo la oscur...
No hay comentarios:
Publicar un comentario