viernes, 19 de agosto de 2016
Delante de mí una hoja en blanco y una pluma llena,
dos horas después?
el papel sigue vacío y la pluma seca.
Podría escribir los versos más tristes
pero eso, ya lo hizo Neruda.
Así que me desgrano el cerebro
como a una mazorca de maíz,
hasta llegar al corazón y nada,
vacío.
Lo único que puedo hacer con esto
es dar de comer a las gallinas
(por qué se dirá ?más putas que las gallinas?
ni cobran ni dan vueltas al bolso en las esquinas)
Sin darme cuenta de lo que hacía
mi hoja de papel es ahora una pajarita,
aunque más bien parece una gallina.
Me siento a esperar que ponga un huevo,
al menos mis tripas dejarán de estar vacías.
Con el estómago lleno, se piensa mejor.
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