viernes, 19 de agosto de 2016
Tengo la sensación de muerta.
En mi lengua cuelga
un sabor sombrío
de amanecida rosa cadavérica
y el mar quieto,
sin manos.
Las uñas encarnadas en mis dedos
son los dientes
que siembran mis brazos
para arrancar el brebaje de tu cuerpo
en un tajante golpe de arañazos.
Soy un hueco en el océano.
Expectantes se resbalan
los labios mordiéndose a tus besos.
Mis ojos de prismas inyectados
en veneno son péndulos
cortando el tiempo que tardes.
Pero seré la sombra del viento,
como un mar crucificado por los rastros
lamiendo las guaridas de los cuervos,
esa herida que se pudre de sangrarte,
una serpiente rodeándose a tu pierna,
rasguñando las cortadas que dejaste.
Estaré velando tu cuerpo
atrapada en los cristales de tu arte,
enamorada en tus ojos de centella
y dedos de navajas esperando
encontrarte.
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