Marta iba a dejar a Diego en el servicio de guardería. Había colchonetas, piscinas de bolas, un rincón de manualidades… Todo perfectamente adecuado para el uso y disfrute de los mas pequeños de la casa.
Se acercó a la taquilla y compro su ticket para una hora, si tardaba algo mas, tendría que abonar la diferencia cuando fuera a recoger a Diego. Antes de irse le coloco bien el abrigo, le atuso el pelo y le plantó un enorme beso en su mejilla. Le recordó que tenia que portarse bien porque si no Papa Noel no le dejaría nada en el gran calcetín que habían colocado bajo el árbol.
El niño se quito los zapatos y fue lanzado a la colchoneta perdiéndose entre los niños que allí había. La madre se coloco bien el sombrero y con paso decidido se dispuso a abandonar el lugar destino a una de las muchas tiendas que visitaría esa tarde.
Su primera elección fue una tienda de perfumes, quería comprar el perfume favorito de su marido y de paso darse ella un pequeño capricho. Mientras decidía que perfume comprar , probo una barra de labios que había visto en el muestrario . Le encantaba ese color y se lo probo decidida, acercándose al espejo para contemplarse.
Le quedaba genial ese color, se miraba en el espejo y de pronto, una figura extraña apareció tras ella. Dio un salto al ver esa extraña figura tras de si y giro la cabeza para buscarla , pero no había nada. Solo gente dando vueltas por las distintas estanterías decidiendo que comprar.
Cogió el perfume y se puso en la cola para pagar, solo tenia ante si a cinco personas. Lo próximo seria la tienda de videojuegos. Diego le había pedido a Papa Noel un nuevo juego para su videoconsola . Después entraría a comprar algo de ropa y tenia que buscar una tienda de golosinas para comprar la repostería navideña.
Llevaba días preparando esa noche, había dejado la cena lista para calentar al llegar a casa. Había asado el pavo y dispuesto los platos de embutidos y mariscos. Los saladitos, turrones, polvorones y mazapanes los había dejado en una mesa en una esquina del salón junto a un botellero y una cubitera que permanecería vacía hasta la hora de que llegaran los invitados. Estaba contenta con el resultado solo le faltaba hacer una ensalada y un poco de sopa cuando llegara a casa.
Pensaba mucho en Diego, no sabia que estaría haciendo exactamente el pequeño donde lo había dejado o si la estaba echando de menos. Compro todo lo que le faltaba en un tiempo récord y volvió para recoger a Diego de la guardería. Le puso los zapatos , el abrigo y se dirigieron caminando juntos hasta donde estaba estacionado el vehículo.
Ya dentro, ambos se coloraron los respectivos cinturones de seguridad y el coche emprendió la marcha. Durante el trayecto, cantaban los villancicos que iban poniendo en la radio. Ya muy cerca de casa , la madre se encontraba un poco cansada, bostezo y en ese momento, un vagabundo se cruzo delante del coche.
Tuvo que dar un volantazo para esquivar el atropello y acto seguido paro el coche. Comprobó que Diego estaba bien y salio del coche para ver al indigente. Este estaba tirado en medio de la calzada, se acercó a el , le dedico unas palabras y viendo que este estaba consciente y que hacia ademán de levantarse, lo ayudo a incorporarse.
El pobre vagabundo estaba muy nervioso y asustado y ante esa imagen la mujer se conmovió y lo invito a cenar en su casa. Fueron caminando hasta llegar a casa y una vez dentro, le dio ropa limpia para que fuera a darse un baño y así estar presentable para la cena
Llego la hora de la cena, los familiares preguntaban asombrados quien era el individuo que se encontraba sentado a la mesa y Diego se dispuso a narrarles el hecho acontecido unas horas antes.
Juntos , comieron , bebieron y cantaron villancicos. Como era rutina la noche de nochebuena apagaron las luces de la casa para hacer creer a Diego de que Papa Noel había entrado en la casa a dejar los regalos.
El niño no cabía en si de gozo cuando se volvió a encender la luz y corrió hacia el árbol para desenvolver sus presentes. Había regalos para todos incluso para el indigente, que asombrado, cogió el paquete entre sus manos.
Lo abrió con sumo cuidado y dentro había una bufanda y un par de guantes de la mejor calidad. Hacia años que no recibía un regalo de navidad, años, ni siquiera lo recordaba con claridad.
Pasaron juntos una noche estupenda y llego la hora de dormir. A Marta le parecía poco apropiado decirle al vagabundo que fuera a dormir fuera así que le ofreció pasar la noche en la casa.
Lo llevo a la habitación de invitados y le dijo que durmiera allí y que por la mañana bajara a desayunar. A la mañana siguiente estaban todos desayunando cuando la mujer decidió ir a buscarlo a su habitación. Para su asombro, la cama estaba en perfectas condiciones y sobre la mesilla había una nota.
Gracias por haberme dado de comer cuando tenia hambre y abrigo cuando tenia frío. Esto es realmente la navidad, no es colmar a la familia de regalos es dar amor al que mas lo necesita. Ofrecer ayuda al desamperado, agua al sediento, comida al hambriento…Habéis conocido realmente lo que es el espíritu navideño.
Y aqui termina mi relato. Espero que os haya gustado y quisiera desde aqui desearos a todos una feliz navidad. Aprovechad la situación que esta viviendo el país para compartir con los mas desfavorecidos os puedo asegurar que así vuestra navidad sera mas feliz. Besotes para todos!!!
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