Adiós
Atrapada otra vez por la soledad, he cerrado la puerta, se rompieron los cristales con furia.
Tras ella estoy, agazapada en el rincón preguntándome porque lo volví a hacer.
Confinamiento.
Extrañando tu sonrisa, todo, la magia de tus palabras, hechicero.
Te has ido sin voltear, mis ojos te lastimaban, mi cercanía era, ¿qué?
Letal acaso, tú te vas con tus demonios, yo me quedo.
Desgarrándome el alma añorando tu presencia, ¡solo necesitaba reflejarme en ti!
A veces me asustaba, eres ese espejo que estremece y lastima.
Me quedo con el infierno ardiente, mis manos son fuertes, levantan este cuerpo desmadejado por la injusticia de pertenecer, sin querer estar.
He pasado la vida de unas manos a otras, de nuevo me siento perdida.
No aprendí a vivir.
No aprendí a ser libre.
Quiero dejarte ir sin sentir nada, porque es lo que hay tras de ti.
Escapar de la inmundicia, ¿eso es lo que quieres?
El camino es claro, hay sol.
No eres tú, soy yo, mi unicornio espera para llevarme al cosmos, vete, vas encadenado, dejando un pasado presente en cada paso que das.
Te quiero, con ese amor que sublima, mas allá de todo, comprendiendo tu oscuridad, y doliéndome por ella, porque tú, eres yo, sin necesitarte, solo abrasándote en la distancia, como parte de mi universo.
Tan lejos tan cerca, es como lo desee, quizá estas, quiero que alces el vuelo, pero una parte de mí se fragmenta, tendré que volverla a unir.
Márchate por favor.